sábado, 4 de diciembre de 2010

No paraba de dar vueltas y girar sobre sí misma. A veces cerraba los ojos para no marearse y otras se hacía la valiente y los abría. Los árboles se distorsionaban en grandes trazos verdes mientras ella no frenaba. Y de todos modos, sabría que se caería tarde o temprano, pero en el fondo…igual era eso mismo lo que quería. Caerse y probablemente hacerse daño, pero no tanto. Y efectivamente, se cayó al suelo y se quedó allí tumbada encima de todas esas hojas secas, con los ojos muy apretados. Se dio la vuelta y acarició las hojas secas; cogió un puñado de ellas y las machacó. Sonrió y en su interior sintió que eso había sido siniestro, pero ya le habían dicho tantas veces esa palabra que lo había empezado a tomar como un halago. Así que se levantó, se sacudió su vestido pomposo y se subió los calcetines blancos hasta las rodillas. Y con cierta rabia se fue de allí mientras bailaba con los árboles y los copos de nieve que estaban cayendo. Ella era así de bipolar ¿qué esperabas?

3 comentarios:

  1. Es terrible ser bipolar. Una de las sensaciones más agradables del mundo.

    Como cuando se derrite la nieve, se celebran los fracasos, se jalea la sangre propia y se degusta la ajena.

    Es verdaderamente terrible ser bipolar. Sobre todo en secreto.

    Biquiños

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  2. Me gustó la vuelta que le diste al texto, besines

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Secretos que me cuentas

Algodón de azúcar para tí.

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El país de las letras., Laponia, Norway
-Cocinera de galletas en forma de animales.